Harinas: la más sana, la que menos engorda y la más dulce (2024)

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Nutrición

Actualizado a: Martes, 1 Junio, 2021 09:33:22 CEST
Harinas: la más sana, la que menos engorda y la más dulce (1) Existen muchos tipos de harina y cada una tiene unas propiedades culinarias diferentes.

Hace unos años, cuando ibas al supermercado a comprar una harina para cocinar, sólo encontrabas la clásica, es decir, la de trigo blanca refinada. Sin embargo, ahora hay tantas opciones quees difícil decidirse.¿Cuál es la más sana? ¿y la que menos engorda? ¿puedo usarlas todas para todo?

Según explica Andrea Marqués, nutricionista del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), “la harina clásica, que hasta hace unos años se utilizaba de forma habitual en la cocina tradicional, es la de trigo blanca refinada”. Es la más usada pero también es la que “tiene peores propiedades nutricionales”, en comparación con su versión integral. Esto es así porque “en las refinadas, sean de trigo o de cualquier otro cereal, se elimina parte del grano completo (salvado y germen) por lo que se pierden parte de las vitaminas, minerales, proteínas vegetales y, sobre todo, de fibra”.

Además, en ellas “se incrementa el índice glucémico del cereal, ya que pasa de ser un hidrato de carbono complejo a ser un azúcar sencillo, lo que produce niveles más elevados de glucosa y posteriormente de insulina en sangre lo que incrementa el riesgo de diabetes, problemas cardiovasculares y ganancia de peso”, señala la experta.

Otra desventaja con respecto a otro tipo de harinas es que “la blanca se convierte en un alimento menos saciante, por lo que nos puede llevar a comer más cantidad o a necesitar más ingestas que se traduzcan en un mayor consumo de calorías totales”, advierte Marqués.

El único beneficio que se puede destacar de este tipo de harina es que, “al eliminar la cáscara, son más fácilmente digeribles, lo que podría ser positivo para pacientes con dificultades en la digestión, siempre que no padezcan enfermedades del tracto gastrointestinal tales como Crohno colitis ulcerosa, en cuyo caso el gluten del cereal no sería recomendable”, puntualiza la nutricionista.

Otra ventaja está en el aspecto culinario. “Es más sencillo trabajar con la harina refinada ya que necesita menos tiempo de cocción o procesado y, al estar refinada, es más fina para la elaboración de productos de repostería y pastelería, ya que el salvado es la parte más ruda del cereal”. Estas harinas son también más “uniformes y manejables, retienen mejor el líquido y son elásticas, cualidades que otorgan la esponjosidad y frescura a este tipo de productos”, señala Marqués.

Tipos de harinas y características

En la actualidad existen muchos tipos de harinas y cada una tiene unas características diferentes. La nutricionista de IMEO Carmen Escalada destaca las principales:

  • Harina de trigo: Es la más utilizada en la actualidad tanto por factores económicos (es fácil y barata de cultivar) como organolépticos (tiene un sabor agradable y suave). Aunque está constituida fundamentalmente por hidratos de carbono y proteínas, de las cuales el 80% aproximadamente es gluten, en su elaboración suelen mezclarse diferentes variedades de trigo en función del uso que se le vaya a dar. Aunque hay muchas, las más frecuentes en los supermercados son la integral y la refinada.
  • Harina de trigo integral. Se obtiene del cereal entero, lo que le da un color más oscuro y es mucho más interesante, desde el punto de vista nutricional, al tener un mayor contenido en proteínas, fibra, vitaminas y minerales que la refinada. Poco a poco va ganando terreno en las tiendas, pero al comprarla, hay que tener cuidado de que realmente proceda de granos enteros y no sea harina refinada a la que se le ha añadido el salvado posteriormente ya que en este caso las ventajas nutricionales se reducen considerablemente.
  • Harina de trigo refinada o blanca. Se obtiene eliminando el salvado y el germen del cereal y triturándolo lo que, por un lado, la hace mucho más fácil de digerir, pero, por otro, reduce notablemente su valor nutricional. En concreto, por cada 100 gr. tiene entre 2-3 gr. menos de proteína y 3 veces menos de fibra. Además, contiene menos vitaminas del tipo E y del grupo B y minerales como el magnesio, el hierro y el zinc que la harina de trigo integral.
  • Harina de avena: Su consumo se está popularizando en nuestro país debido a la gran versatilidad que tiene tanto para elaborar platos dulces como salados y por su elevado aporte nutricional. Siempre y cuando se opte por una versión integral, tiene un aporte de proteínas (en torno a 14 gr. por cada 100) y de grasas saludables (en torno a 7 gr. por cada 100) superior al resto de harinas procedentes de cereales por lo que es un alimento muy nutritivo.
  • Harina de maíz: Es una de las principales harinas empleadas por aquellos que no pueden tomar gluten ya que carece de él. Su consumo aporta prácticamente las mismas calorías que la harina de trigo (cerca de 350 Kcal por cada 100gr) pero tiene una mayor concentración de grasas y menor de proteínas y vitaminas. En cuanto a la fibra, su consumo aporta prácticamente la misma cantidad que la harina de trigo refinada (3 gr. por cada 100 gr.).
  • Harina de trigo sarraceno o alforfón: Al igual que la harina de maíz, no tiene gluten, por lo que es apta para aquellos que padecen celiaquía. Sin embargo, es una harina mucho más ventajosa que la de maíz, a nivel nutricional, ya que contiene un mayor porcentaje de proteínas (semejante a la harina de avena) y de fibra. Todo esto hace que su índice glucémico sea muy bajo y que ayude a la prevención y cuidado de enfermedades como el estreñimiento, la obesidad o la diabetes. Además, aporta lisina, un aminoácido que no aparece en las harinas de otros cereales, y una buena cantidad de magnesio y de potasio.
  • Harina de garbanzo: Es la harina de legumbre más utilizada en la actualidad y se obtiene al triturar garbanzos secos, tostados o no. Este tipo de harina destaca fundamentalmente por su alto aporte proteico (21 gr. por cada 100 o, lo que es lo mismo, seis veces más que la harina de trigo). También tiene un alto contenido en fibra y vitaminas, entre las que destaca el ácido fólico.

Las más saludables y las que menos engordan

Para determinar qué harina es la más saludable lo primero que hay que hacer es fijarse en el aporte nutricional de cada una de ellas. En base a eso, Escalada, “destacaría por encima de todas la harina de avena y la de garbanzos”. En ambos casos “aportan un alto nivel de proteínas y fibra, así como de vitaminas y minerales”.

A la hora de determinar qué harina es la que menos engorda no sólo hay que fijarse en las calorías que contiene cada una sino que hay que ir más allá. Si solo nos fijamos en las calorías, se podría decir que la que menos engorda sería la harina de trigo refinada ya que es la “menos calórica, ya que aporta aproximadamente 370 Kcal por cada 100 gr”. Sin embargo, como señala Escalada: “Esta no es la mejor opción si queremos adelgazar”.

Y es que, la harina de trigo refinada “al ser rica en hidratos de carbono y pobre en fibra, tiene un índice glucémico muy elevado, justo lo contrario a lo que necesitamos para bajar de peso”. Además, “esta harina es poco saciante y más adictiva por lo que comeremos más cantidad de los productos elaborados con ella que con otras harinas, lo que elevará nuestra ingesta calórica”.

Por todo lo anterior, las mejores harinas para adelgazar serían las de “trigo integral, avena, trigo sarraceno y garbanzos”, eso sí, “siempre que las consumamos con moderación”.

Cuándo usar cada harina

Otra de las dudas más habituales en relación con la harina está relacionada con los usos que puede hacerse de cada una de ellas ya que cada una tiene unas características determinadas. Según Escalada “la harina de trigo es probablemente una de las más versátiles debido a la gran cantidad de variedades que se pueden obtener mezclando diferentes cultivos”.

Con esta combinación “se consiguen las denominadas harinas de fuerza, que se usan fundamentalmente para productos de bollería con largos fermentados como los roscones, panettones o croissants o las harinas débiles que se emplean fundamentalmente en la elaboración de panes y productos con menos fermentado como las galletas o las magdalenas”.

Además, este tipo de harina “es un excelente espesante que se puede utilizar en la elaboración de salsas, como la bechamel, y es el ingrediente fundamental de la pasta y masas de pizzas y hojaldres. También se usa en la preparación de rebozados y empanados”.

Es importante recordar que, dentro de las harinas blancas, “las más duras o con más contenido en proteína (gluten) son las más indicadas para elaborar pan, pastas o bollerías; y las más blandas o con menos contenido en gluten serán las indicadas para repostería y pastelería”.

La harina de avena “se ha utilizado tradicionalmente para la elaboración de gachas como el porridge o tortitas”, pero en los últimos años, su uso se ha extendido hacia la repostería general y a la panadería. Hoy por hoy se usa para la elaboración de “pan, galletas o bizcochos”.

La harina de maíz tiene usos de lo más diversos, “desde la elaboración de pasta, como la polenta, hasta tortitas saladas para rellenar, gofio o pan”. Además, “debido a su sabor dulce se está incluyendo cada vez más en rebozados de carnes o pescados”, señala Escalada. También es frecuente “utilizarla para espesar salsas”.

La harina de trigo sarraceno -menos conocida en España- “se emplea habitualmente para elaborar fideos, gachas o galletas”. En España,señala Escalada, “es cada vez más frecuente encontrarla en pastas o, mezclada con otras harinas en panes o masas de pizza”.

La harina de garbanzo se emplea cada vez más “en la elaboración de todo tipo de recetas gracias al sabor característico que aporta”. Algunos ejemplos de su uso son: “La tortilla de patatas vegana, los rebozados de carnes y verduras, la elaboración de falafel, espesante de cremas o la preparación de masas”.

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Harinas: la más sana, la que menos engorda y la más dulce (2024)

FAQs

¿Qué tipo de harina es la que menos engorda? ›

Las harinas de trigo, quinoa y arroz son las que contienen un menor aporte calórico por 100 gramos.

¿Qué tipo de harina es más sana? ›

Las harinas integrales son una excelente opción para aquellos que buscan incorporar alimentos más saludables en su dieta. Estas harinas se elaboran a partir de granos enteros, lo que significa que contienen el salvado y el germen. El salvado es la capa exterior del grano que contiene fibra y antioxidantes.

¿Qué harina es buena para bajar de peso? ›

Por todo lo anterior, las mejores harinas para adelgazar serían las de “trigo integral, avena, trigo sarraceno y garbanzos”, eso sí, “siempre que las consumamos con moderación”.

¿Qué harina no sube el azúcar? ›

Resumen: mejores harinas para diabéticos

Harina de avena. Harina de soja. Harina de garbanzos. Harina de quinoa.

¿Cuál es la harina baja en carbohidratos más saludable? ›

Entonces, antes de profundizar en los otros tipos de harina, primero expliquemos por qué la harina de almendras ha ganado el mayor reconocimiento. Elaborada simplemente con almendras trituradas, la harina de almendras es extremadamente baja en carbohidratos. De hecho, contiene sólo tres gramos de carbohidratos totales (un gramo de carbohidratos netos) en una porción de dos cucharadas.

¿Qué harina no tiene carbohidratos? ›

A continuación se muestran algunas opciones: Harina de almendras : la harina de almendras se elabora a partir de almendras molidas y es una excelente opción baja en carbohidratos y rica en fibra. Tampoco contiene gluten y tiene un ligero sabor a nuez. Harina de coco: La harina de coco se elabora a partir de carne de coco molida y es otra excelente opción baja en carbohidratos y rica en fibra.

¿Qué harina no inflama el intestino? ›

Gracias a la fibra presente en los granos enteros, la harina integral ayuda a que el intestino tenga un movimiento regular. Pero también previene la aparición de enfermedades como inflamación, hemorroides, dolor y diarrea, entre otros.

¿Cuál es la harina más saludable para usar en pan? ›

La harina panificable más saludable es la harina 100% integral . La harina integral puede ser harina de centeno, cebada, espelta, avena o trigo; la clave es que la harina esté hecha 100% de cereales integrales. Los panes integrales proporcionan nutrientes esenciales que faltan en el pan elaborado con harina blanca.

¿Qué engorda más la avena o la harina de maíz? ›

La avena posee más fibra y proteínas vegetales, pero más calorías que la harina.

¿Cuáles son las harinas que no se deben comer? ›

Coma menos alimentos que contengan granos refinados, como harina blanca y pasta. Los productos con salvado agregado, tales como el salvado de avena o el cereal de salvado, son una buena fuente de fibra.

¿Cuál es el mejor sustituto de la harina de trigo? ›

Los 100 gramos de harina de trigo pueden reemplazarse por la misma proporción de harina de almendras, de semillas, de trigo sarraceno, de garbanzos y de algarroba. En cuanto a las harinas de garbanzos y de coco, Molina aconseja que 25 gramos de estas reemplazan, en principio, los 100 gramos de la de trigo.

¿Qué harina no aumenta la insulina? ›

Harina de almendra

El índice glucémico es inferior a 1, por lo que tendrá poco efecto sobre el azúcar en sangre. Además, la harina de almendras es muy flexible; se puede utilizar en recetas dulces o saladas. ¡Intenta hacer galletas, muffins y pan con harina de almendras! También se puede utilizar en la masa de pizza y pan o para empanizar alimentos.

¿Cuál es el pan que menos sube la glucosa? ›

Ni el pan de centeno ni el de trigo sarraceno. El pan más saciante y que más ayuda al control de los niveles de azúcar en sangre es el pan elaborado con harina de legumbres (garbanzos, lentejas o alubias). Así lo ha demostrado un estudio publicado en American Journal of Clinical Nutrition.

¿Qué harina no sube la insulina? ›

La harina integral contiene fibra y retrasa la absorción de los hidratos de carbono y de todas las grasas, por lo que es recomendable para consumo de personas con diabetes.

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